¿Cómo recordar una guerra en la que los muertos se cuentan por millones? Descubre en el siguiente artículo lo que hizo el pueblo ruso con su memoria después de la Segunda Guerra Mundial. Explora cómo los libros, monumentos y fechas empleados para conmemorarla cuentan una historia en sí misma.
Con la derrota de la Alemania nazi en 1945, el pueblo ruso superó la más terrible guerra de todos los tiempos, en la que el Ejército Rojo logró, no solo resistir la invasión alemana, sino repelerla y poner fin a la locura nazi. Basta ver la emoción que produce la conmemoración de este evento para entender la cicatriz que ha dejado la Segunda Guerra Mundial.
Este país todavía reciente ese episodio en el que perecieron 27 millones de rusos en menos de 4 años. Es decir, la horripilante cifra de aproximadamente 18,000 personas cada día. Por eso, la memoria de guerra es un elemento fundamental para la sicología popular rusa, en la que la nación conmemora a sus héroes y glorifica una victoria que le valió su supervivencia.
¿Cómo ha sido la relectura de ese terrible invierno de 1941 a 1942, en el que parecía que todo estaba perdido? Son varios los monumentos, museos y exposiciones que retratan la invasión alemana. Incluso antes de que acabara la guerra comenzaron a organizarse exposiciones sobre la resistencia heroica de Leningrado, hoy San Petersburgo, en la que 2 millones de civiles murieron de hambre tras el cerco alemán y finlandés.
En 1944 la ciudad de Leningrado recibió el título oficial de ciudad heroica. Luego, en los años 50 y 60, comenzaron a surgir por todas partes del territorio ruso monumentos a la victoria que exaltaban el heroísmo del pueblo soviético. Los rastros de la guerra todavía eran visibles en el país y el gobierno intentaba utilizar la memoria para fines políticos.
Uno de los principales resultados de la guerra fue que la población civil resultó sistemáticamente militarizada: todos los habitantes debían ingresar a las milicias populares que participaron en la victoria. Las víctimas civiles de la guerra empezaron a ser honradas como soldados y varias de ellas enterradas en cementerios militares, a la vez que se recomendaba a los veteranos de guerra hablar de los sacrificios que hizo esta generación.
Ese respeto por los veteranos sigue vivo hoy en día, al punto que los jóvenes tienen por costumbre agradecer con flores a los veteranos de la Segunda Guerra Mundial en la celebración del 9 de mayo. En los años 70, la construcción de nuevos lugares de memoria se convirtió en un ritual. Se construían nuevos complejos arquitectónicos, se cambiaba el nombre de las plazas, parques y estaciones de metro para conmemorar el aniversario de la Victoria.
Paralelamente, la construcción de la memoria heroica del cerco de Leningrado fue transmitido a la población gracias a la publicación de diarios y recuentos escritos por civiles durante la ocupación. Existe, de hecho, un diario desgarrador, muy similar al de Anna Frank, escrito por Lena Mukhina, en el que una niña de 16 años describe cómo su familia, amigos y conocidos fueron pereciendo uno a uno hasta no quedar nadie en vida en las calles de Leningrado.
En uno de los pasajes más desgarradores es posible identificar la difícil situación vivida en esos momentos:
“Estaba dispuesta a ir hasta el fin del mundo por encontrar un miserable pedazo de pan en cualquier parte, pero ahora ya no siento prácticamente hambre, y de hecho ya nada siento. Me he acostumbrado, pero a pesar de todo cada día me debilito más y más. Es inaudito que un ser humano no pueda vivir sin un solo pan. Qué extraño”.
Otros libros, como La hazaña de Leningrado, escrito por Zubarov, describen el cerco de la ciudad como una de las epopeyas más dramáticas de todos los tiempos. Su relato le valió ser traducido en varios idiomas. El argumento del libro no es tanto el valor moral de la población rusa, sino su capacidad militar para crear un muro de contención contra el que se estrellaría el ejército nazi. Para los autores, y una parte del pueblo ruso, salvar ciudades como Leningrado, Moscú, Stalingrado y Kursk, no sólo significaba salvar a la Unión Soviética, sino a la humanidad, pues permitieron la erradicación del fascismo.
De manera que las celebraciones del Día de la Victoria tienen un poder mesiánico sobre Rusia, que sufre, últimamente, de una fiebre de paranoia, que ve en sus tensas relaciones con Europa y los Estados Unidos el resurgir de sus más terribles pesadillas.
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Del invierno en Rusia
Uriel
Fue Rusia la que decidió la suerte de la segunda guerra mundial a favor de los aliados a un precio muy alto en vidas humanas.
Nelson
Completamente de acuerdo.
Lamentablemente éstos hechos no han sido conocidos por los países occidentales.
Se presume existen intereses creados.
Víctor Gómez Bovea
La historia de Rusia es sumamente interesante; me gustaría ahondar en su estudio y en su influencia para la Humanidad.
Tulia Clemencia Camacho
Estimado Juan Camilo, desde Tokio y en este confinamiento obligatorio he tenido tiempo para seguir el curso de San Petersburgo y leer las crónicas sobre Rusia que son un gran aporte y repaso de lo visto. He rememorado el viaje que hicimos hace exactamente un año, fue maravilloso. Indudablemente, los artículos mantienen vivo el interés y el descubrimiento de casos curiosos, me encanta.
Me alegra saber que puedo estar con ustedes desde cualquier lugar del mundo para seguir soñando con nuestro próximo viaje. No hay duda que la virtualidad se toma el mundo.
Un gran abrazo
Tulia Clemencia Camacho, en oriente Tuli Kamako
Julio Anibal Morillo
Veo con sumo placer la objetividad conque relatas la Historia,no solamente la de hace siglos,sino tambien la reciente,como por ejemplo el sufrimiento y la mortandad del pueblo sovietico para frenar y derrotar la bestia nazi,algo menoscabado en la mayoria de las publicaciones occidentales,y por ello , desde mi punto de vista admiro tu postura como historiador y relator del devenir humano….