Hay anécdotas literalmente increíbles y otras realmente escalofriantes. En el siguiente artículo te invitamos a conocer la insólita historia del día en que un fantasma fue testigo en un juicio.
La jurisprudencia se basa en tradiciones, ejemplos, juicios sin precedentes y códigos. Sin embargo, no hay sistemas perfectos, todo código trae consigo sus contradicciones, sus puntos débiles, que pueden ser aprovechados por los abogados y fiscales para acusar o defender a algún ciudadano. Esta es la teoría, pero la mente del ser humano a veces escapa a toda lógica y a todo sentido común.
Ese fue el caso de un curioso juicio por asesinato en el oeste de Virginia, en los Estados Unidos, en el que seres del inframundo fueron llamados a testificar en la corte, recordándonos aquella película de Woody Allen llamada Scoop, en la que un periodista asesinado vuelve de los infiernos para revelar la identidad de su asesino.
En 1897, Elva Zona Heaster fue encontrada muerta en su hogar. En principio, todo parecía una muerte natural, por lo que las autoridades no le prestaron mayor atención al asunto. Su cuerpo fue descubierto por un niño, que había sido enviado por el marido de Elva, Erasmo Trout Shue, para preguntarle si deseaba algo antes de que él volviera del trabajo; Erasmo se dedicaba a herrar caballos en el pueblo vecino. La noticia de su muerte fue bastante triste para el vecindario, que veía a Elva como una mujer alegre, positiva y de una extrema belleza.
Unas horas después de la tragedia, llegó el médico forense Dr. Knapp, para examinar las circunstancias de la muerte; era una simple formalidad antes de llevar el cuerpo a la funeraria. Lo curioso era que el marido, de manera increíblemente diligente, ya había vestido a su esposa con los atuendos que se llevaría a la tumba. Le había puesto una camisa con el cuello alto que le cubría hasta la quijada y, claro está, en signo de luto, la difunta tenía un velo que ocultaba sus facciones ya rígidas.
Aparentemente no había nada que señalar, el médico la examinó brevemente y ya estaba dispuesto a escribir su reporte, cuando sintió que algo no andaba bien. El esposo estaba bañado en un mar de lágrimas y se negaba a despegar sus ojos del cuello de su esposa, lo que le dificultaba la tarea al forense. Cuando el doctor insistió en que le dejara examinar el cuello, el marido se puso violento, obviamente ofendido por ese impertinente que interrumpía un luto tan profundo.
Sin poder hacer nada, el médico dejó la residencia sin más preguntas. Basta decir que Elva era paciente del Dr. Knapp y que en los días anteriores ya había notado unas serias complicaciones con su embarazo. En los cuadernos del doctor, describía el diagnóstico de Elva como problemas femeninos, pero concluyó en su diagnóstico, que había muerto de un infarto. Lo curioso es que después borró esta información y escribió que había muerto de complicaciones dando a luz.
El entierro estaba programado para dos días después, luego de que el cuerpo fuera velado. Durante ese tiempo, la gente notó que el marido tenía una cierta obsesión con la cabeza de la difunta, porque no dejaba que nadie se acercara al cuerpo y, además, le había puesto una bufanda que no encajaba de ninguna manera con el elegante traje que debía llevarse al otro mundo. La excusa era que esa bufanda había sido su preferida. Pero la actitud extraña del marido iba más allá, porque también rodeó su cabeza con almohadas, preocupado por que descansara eternamente de la manera más cómoda. En pocas palabras, era un marido ejemplar con el corazón roto en mil pedazos.
Ustedes se preguntarán, ¿Y dónde estaba la suegra del marido en esos momentos? Pues se encontraba ahí mismo y sospechaba desde el principio que ese insolente yerno, que parecía un actor profesional con sus lágrimas de cocodrilo, había asesinado a su hija. El problema era cómo probarlo, si en esos años la medicina forense hasta ahora estaba en su infancia.
El cuerpo de Elva fue finalmente enterrado. La madre duró un mes rogando para que el espíritu de su hija se le apareciera y le dijera cómo había muerto en realidad. Finalmente llegó el milagro, el alma en pena de Elva volvió de entre los muertos para contarle a su madre, durante cuatro noches seguidas, que su marido la había asesinado rompiéndole el cuello por no haber cocinado carne, como lo había exigido el día de la tragedia.
Milagro era milagro, así que la madre fue a visitar al fiscal, para comentarle lo que había sucedido con el ectoplasma de la víctima. Sobra decir que el fiscal estaba poco más que escéptico con las pruebas, dudando que pudieran llamar a testimonio al alma en pena de Elva. De cualquier manera, el fiscal fue a visitar al Dr. Knapp, quien le afirmó que no había podido examinar del todo el cuerpo de Elva porque su marido había estado demasiado afligido con su pérdida. Pero, cuando mencionó que también se había puesto violento con el examen forense, el fiscal no tuvo más remedio que pedir la exhumación del cuerpo.
La autopsia confirmaba la versión de la madre y del fantasma, claro está: a Elva se le había roto el cuello y además había marcas de estrangulamiento; todo eso por un pedazo de carne asada.
Ahora, ¿Cómo debían usar esta evidencia en el juicio? El asunto no era fácil, porque con solo mencionar que había sido un fantasma el testigo principal, probablemente el jurado daría por descartadas todas las pruebas aportadas por la madre. Tras varias peripecias y un despliegue muy hábil de retórica, el juicio terminó siendo un éxito para el fiscal, porque a pesar de que la madre parecía sospechosamente saber cómo había muerto su hija exactamente, e incluso a falta de pruebas concretas del asesinato, el marido de Elva Zona Heaster fue condenado por homicidio y sentenciado a cadena perpetua.
Así, por primera vez desde la época de las cacerías de brujas, un fantasma fue el elemento clave para resolver un crimen.
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Francisney
Parece una historia fantástica, pero me atrajo mucho saber como el fantasma pudo haber ayudado, y es que a mi misma me ha pasado algo similar alguna vez y son esas personas que están en el más allá se comunican de alguna forma con nosotros.
Claudia Fadul de Ospina
Muy interesante. Me gustan mucho sus artículos! Un abrazo especial para sus papás.
Martha Liliana Álvarez Gallego
Muy bueno el artículo, la violencia otra la mujer ha sido una constante a lo largo de la historia.
Claire Dobeli
Muy interesante. Me encantan sus cuentos.
Lina María
¡Me encantó el artículo, logro emocionarme !
Ana Mercedes Unda
Esto parece un cuento de ficción. La historia tiene historias muy inesperadas.
Lucia vIllaveces
Me encantan las historias que rebuscas dentro de la Historia. Son novedosas e interesantes. Gracias !
Gabriel
Cada vez me entusiasman sus historias, clara radiografía de épocas pasadas, que nos dan luces de como las sociedades y los pueblos interpretan sus momentos históricos.