El arte es el reflejo de su época. Las preocupaciones de la Rusia contemporánea se proyectan en el trabajo de los artistas. Lee el siguiente artículo y descubre el museo Erarta, lugar en San Petersburgo donde la búsqueda por la identidad rusa se recorre desde la religión, pasando por el pasado soviético, hasta llegar a la pregunta por Occidente.
Algunas personas tienden a creer que la vida cultural en Rusia gira en torno a sus logros pasados. Que el país se encierra en su literatura clásica, en el ballet de Tchaikovski y en las óperas del siglo XIX. Que desde que la Unión Soviética desapareció, la cultura ha sufrido un repliegue incesante, como lo dicen comúnmente los mismos rusos, que añoran con nostalgia los buenos tiempos del imperio soviético.
Pues bien, todas estas críticas tienen, como es de suponer, parte de razón y parte de ficción. Es cierto que la oferta cultural de teatros y salas de conciertos gira en torno a esos grandes clásicos, cosa que es motivo de celebración. Pero también se puede apreciar que Rusia es un país volcado hacia el futuro y que sus artistas son, hoy en día, eslabones esenciales para comprender lo que ha sucedido en esta parte del mundo, desde la revolución de 1917 hasta nuestros días.
Uno de los ejemplos de este nuevo impulso lo muestra un museo encantador llamado Erarta. Un museo privado que reúne pinturas y esculturas de algunos de los principales artistas contemporáneos del país. Me refiero entonces a un sitio donde, además de una excelente colección de arte, existe un centro cultural que presenta continuamente exposiciones, charlas, conciertos y toda clase de eventos.
En resumidas cuentas, es un lugar en continua formación, que abrió sus puertas al público por primera vez en septiembre del 2010 y se convirtió rápidamente en un lugar central de la vida cultural de San Petersburgo. En él se encuentran diferentes corrientes artísticas que van desde el realismo hasta el primitivismo y varios artistas que, en esta misma ciudad, se han forjado un nombre durante los últimos 40 años.
Y es precisamente a través de estos pintores que se reflejan varias de las preocupaciones de la Rusia contemporánea, y que nos permiten entender cuáles son las grandes preocupaciones y decepciones que han surgido tras el fin de la Unión Soviética.
Sobre todo, ese cambio brutal de régimen y la dificultad de apoyarse en su propio pasado, han hecho que haya tres cosas que obsesionan a los artistas de hoy en día. La primera es la religión, omnipresente y central en cada una de las salas. Del primer piso hasta el último se cruza uno con un Cristo pantocrátor, figuras de ángeles y momentos de la Biblia, cosa que no es lo primero que uno esperaría encontrar en un museo de arte contemporáneo. De hecho, no es de extrañar que los artistas sean sensibles a ese renacimiento de la iglesia ortodoxa, porque cada año se vuelve más y más importante en la vida de rusa.
El segundo tema infalible es, como han de suponer, el pasado soviético. El siglo XX está tatuado en sus obras y, por más de que intenten pasar la página, los artistas rusos de hoy en día no paran de pensar en lo que fue la Unión Soviética. A algunos incluso les cuesta ocultar su nostalgia y a veces se tiene la impresión de que les cuesta admitir que ese inmenso país haya desaparecido.
Lo que nos lleva a su tercera obsesión, la proximidad con Occidente y la eterna pregunta de si Rusia es más un país oriental u occidental. De ahí, que a muchos de estos pintores les inspire la mitología griega y romana, a través de la cual han creado un fuerte lazo entre la Rusia zarista y ese periodo clásico en el que el imperio quiso inscribirse hasta la revolución.
Con esto, no quiero decir que esos sean los tres temas por excelencia del arte ruso contemporáneo, ni esquematizar la pintura de artistas bastante distintos entre ellos. Lo que sí quiero, es mostrarles que la colección del museo y el proyecto Erarta como tal, manifiestan esas tendencias, pero que, sobre todo, nos ayudan a entender un poco de lo que ocurre en estos momentos en Rusia. Un país que se busca desde hace 28 años, sin lograr definir cuál es su lugar en el mundo.
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Carlos Alberto García F
Me parece importantísimo esta clase de lecturas por lo tanto quiero continuar informandome
Teresa
Muy interesante repasar la historia narrada de forma objetiva….
ALFREDO FERNANDO HERNANDEZ PARRA
Excelente. La nostalgia de la Rusia antigua, aunque recordada desde su arte, lejos de sus posturas políticas subyugantes y expansionistas.
Miguel Ángel González
JC, desde que conocí tu página me he interesado por leerla. Tus artículos, comentarios y forma narrativa me ha facundo. Gracias, mil gracias.