Sería un error recorrer la historia de la música sin detenerse, aunque sea por unos instantes, en dos inventos que intentaron transformar a la sociedad del siglo XIX. Los invitamos a conocer la melódica historia de una bicicleta y una cama que hicieron soñar a la humanidad con un mundo mejor.
La patente de la bicicleta musical se estableció en 1896, en los Estado Unidos, causando estupor entre la gente. En teoría, el mecanismo era bastante sencillo: simplemente había que conectar una caja de música al eje de las ruedas de la bicicleta, por medio de unos lazos y, de esa manera, cada vez que el ciclista avanzara haría escapar una melodía de la caja para alegrar el deporte. El inventor era un joven del Estado de Iowa, amante de la música y del ciclismo, que durante varios meses estuvo pensando cómo unir sus dos pasatiempos favoritos.
La idea de fondo era inspirar a los ciclistas con música para mejorar su desempeño durante los campeonatos mundiales. El objetivo de su invento parecía entonces bastante interesante o, por lo menos, tenía la loable intención el mejorar el espíritu y el físico a la vez. Desafortunadamente, la bicicleta musical nunca llegó a fabricarse en masa, haciendo que la humanidad tuviera que esperar casi 100 años hasta poder tener el placer de escuchar música mientras se pedalea.
Ahora, imaginen un instante lo que hubiera sucedido con esa caja musical de haberse fabricado. Al principio de un paseo o una carrera, el ciclista empezaría a pedalear con todo su vigor, oyendo un alegro molto; tras la primera subida pronunciada pasaría a oír un andante moderato y terminaría, tras el primer premio de montaña, con un adagio o un largo, dependiendo del aguante del corredor.
Y así como a lo largo de la historia se han tratado de fabricar bicicletas musicales y transmitir conciertos por vía telefónica, el siglo XIX fue testigo de otros inventos no menos ingeniosos que quisieron revolucionar la música.
Uno de ellos apareció en Francia en 1880, cuando los diarios celebraron lo que consideraban el invento del siglo: una cama musical que pondría fin, de una vez por todas, a los problemas de insomnio de la humanidad. Claro, probablemente muchos de los periodistas pensaban que las guerras, los asesinatos y la corrupción eran el resultado de noches de insomnio, de seres malhumorados que no habían podido conciliar el sueño y que tenían al borde del cataclismo a la humanidad.
La idea era que la cama tuviera una manivela para que el cliente la girara en caso de necesidad, dándole cuerda a un mecanismo musical que empezaría a sonar bajo las cobijas. Vibración tras vibración, la cama musical estaba destinada a hacer más agradables los días y las noches de la especie humana. En realidad, este aparato fue el ancestro de varios instrumentos que acompañarían a la humanidad en el siglo siguiente, como el infalible radio que muchos anclarían bajo la almohada para poder dormir, el walkman de los años 90 que funcionaba con casetes y que, a falta de rebobinador, era manipulado con un lápiz; o los teléfonos inteligentes de hoy en día, amigos inseparables de los desvelados, sin los cuales la pobre humanidad estaría fatalmente desamparada.
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Lucia Villaveces
Como todos tus escritos ( y conferencias), qué interesante! Nunca había oido hablar de ninguno de estos dos inventos. Gracias, Juan Camilo.
Abraham Claros Barrera
Exelente artículo .Gracias por compartirlo.
Onelia
Es agradable leer historias de inventos y de otros artículos escritos en es blog me he divertido y leyendo cada artículo.