Durante siglos, los animales domésticos han sido, en su gran mayoría, no solo los compañeros fieles del ser humano sino a menudo su mano derecha y su fuerza de trabajo. Los perros servían antaño para la caza o la guardia, los gatos contra el flagelo de ratas y ratones y los caballos como medio de transporte y de carga por excelencia.
Sin embargo, la sociedad francesa es hoy en día mayoritariamente urbana y ya no reconoce en los animales simples ayudantes del hombre, sino verdaderos camaradas, amigos con los que a menudo hablan como si se tratara de un ser humano, cosa que sorprende a los extranjeros que quedan convencidos de la demencia generalizada de los franceses. Más precisamente, el parisino se encariña a tal punto con su mascota, que la lleva consigo a los restaurantes, al mercado, a trotar y a donde quiera que vaya.
Y como es de esperar, cuando sus animales mueren crean verdaderas tragedias familiares, traumas en los niños y un verdadero vacío en sus vidas. Por eso, ahora andan muy de moda las pompas fúnebres para animales, buscando darle un aspecto solemne a esa despedida del amo a su amigo fiel; verdaderos servicios profesionales que se encargan de todo lo que respecta a los funerales. De ahí que existan varios cementerios de animales en los que descansan las mascotas de la ciudad luz, en donde no solo se cuentan gatos, perros y simios, sino hasta peces y culebras; aunque sea difícil imaginarse una escena de cariño entre una boa constrictora sobre el cuello de su amo…
El primero de todos fue el cementerio de Asnières-sur-Seine, fundado en 1899 por Marguérite Durand para enterrar a su pacífico felino: un león afrancesado que dio su último suspiro poco antes que su dueña. Era la primera vez que los franceses tenían la posibilidad de enterrar a sus mascotas “como se debe”, pues en los siglos anteriores éstas terminaban sus días en los basureros o abandonadas en el río. Durante los años siguientes, otros famosos rindieron honores a sus animales en este cementerio como Sasha Guitry, Jean Cocteau y Alejandro Dumas.
Incluso hay varias tumbas que han ganado fama nacional, como la lápida de un famoso perro norteamericano, el de la serie “las aventuras de Rin tintín”, que suele estar cubierta de flores y uno que otro nostálgico en canas. Y si creen que los cementerios de animales están exentos de las historias y leyendas que circulan alrededor de los cementerios para humanos pues hace algún tiempo se desató una polémica por la profanación de la tumba de Tipsy, un cachorro que fue enterrado con un collar de diamantes de 9000 euros.
Las pompas fúnebres de mascotas son hoy en día un asunto muy serio en el que lo franceses pueden llegar a gastar varios cientos de euros. La empresa Digno Amigo, por ejemplo, se encarga de organizar un funeral según las exigencias de sus clientes. Las urnas pueden ser personalizadas, con los objetos que los amos requieran para enterrar a sus mascotas; les ofrecen un servicio de ayuda psicológica y hasta suelen organizar misas en la Iglesia de Santa Rita, en nombre de todos esos compañeros a los que se les quiera dar un último adiós.
Incluso, suelen entregar a sus clientes folletos bastante completos y serios para sobrellevar esos momentos de recogimiento, como este que dice: “El duelo animal, cómo prepararse”. Se tratan una infinidad de temas como el de la eutanasia; la necesidad de una ceremonia; sobre lo normal que es deprimirse por la desaparición de la mascota y cuánto puede durar; las diferentes fases del duelo; cómo hablarles de la muerte a los niños y hasta cómo evitar la soledad de los otros animales de la casa.
Otros profesionales como Yann Planquettes, propietario de la compañía “El despegue”, se han adaptado no solo a nuevos mercados sino al inmaterial mundo del ciberespacio. Ahora no solo organiza funerales de mascotas en el sur de Francia, sino que hasta ha creado una página de internet con un cementerio virtual y música clásica de fondo. La página cuenta con una tienda virtual donde los amos pueden comprar los famosos “collares del último sepulcro”, camisetas con las fotos de sus mascotas y hasta las mismas urnas. Pero esta empresa visionaria va mucho más allá y ofrece un horóscopo adaptado para cada mascota, por muy extraño que pueda sonar leerle los astros a un pez o a una paloma.
Todo este fenómeno no podía ser de otra manera, porque alrededor del 50% de los franceses tienen al menos una mascota y se calcula que hay 61 millones viviendo en sus hogares. De hecho, estos cementerios no son solo jardines del recuerdo, sino una solución bastante razonable, pues la ley francesa prohíbe que se entierren mascotas a menos de 35 metros de una residencia o de un riachuelo, y en Francia está prohibido que los amos sean enterrados con sus mascotas. Lo que se atrevan a transgredir esta ley puede recibir una multa que se eleva a 5000 euros, salvo que nadie se explica como hacérsela cobrar al dueño.
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Dora Jaramillo
Si quieren mucho sus mascotas, los pasean por todas partes pero no recogen sus deshechos. Lo vivo todos los días; se encuentran cacas por todos los andenes.
Marina
Ahora en Colombia también están humanizando a los perros. Los quieren mucho pero no los sacan a tiempo a orinar y es un desaseo en áreas comunes y parques, contribuyendo así a la proliferación de 🦠
adjcv-user
Buenas tardes Marina, muchas gracias por tu comentario.
Beatriz
Entiendo el amor por in perro, gato, o cualquier mascota, realmente son una compañía y seres vivos, pero , me parece descabellado rendirles un tributo como si fueran humanos.